jueves, 11 de marzo de 2010

LA PATRIA ES UN DON, LA NACIÓN UNA TAREA

Declaración de la 155º Comisión Permanente del la Conferencia Episcopal Argentina

1. La celebración del Bicentenario merece un clima social y espiritual distinto al que estamos viviendo. Urge recrear las condiciones políticas e institucionales que nos permitan superar el estado de confrontación permanente que profundiza nuestros males. La situación actual requiere una actitud de grandeza de parte de todos los argentinos, en particular de sus dirigentes. También nosotros, como pastores, nos sentimos interpelados por esta situación y no nos excluimos del examen de conciencia que se debe hacer.
2. La que sufre es la Nación toda; no es momento para victimizarnos ni para procurar ventajas sectoriales. “Aunque a veces lo perdamos de vista, la calidad de vida de las personas está fuertemente vinculada a la salud de las instituciones de la Constitución cuyo deficiente funcionamiento produce un alto costo social”1 . La calidad institucional es el camino más seguro para lograr la inclusión de todos en la comunidad nacional. Por eso, es necesario que los poderes del Estado, de acuerdo a su naturaleza, actúen respetando su legítima autonomía y complementándose en el servicio al bien común.


3. Si toda la Nación sufre, más duramente sufren los pobres. Este es un reclamo del cual nos volvemos a hacer eco, porque se trata de una deuda que sigue vigente, y que se lee “en los rostros de miles de hermanos que no llegan a vivir conforme a su dignidad de hijos de Dios”2 . Por ello, es el momento de privilegiar la sanción de leyes que respondan a las necesidades reales de nuestro pueblo, y no de detenerse en opciones fijadas por intereses que no tienen en cuenta la naturaleza de la persona humana, de la familia y de la sociedad.

4. La Patria es un don que hemos recibido, la Nación una tarea que nos convoca y compromete nuestro esfuerzo. Asumir esta misión con espíritu fraterno y solidario es el mejor modo de celebrar el Bicentenario de nuestra Patria.

5. Los cristianos invitamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a unirse a nosotros en la oración para invocar al Señor, que es la fuerza de su pueblo, y a pedirle por nuestra querida Patria argentina: “Salva a tu pueblo y bendice a tu herencia; apaciéntalos y sé su guía para siempre”3 . Una vez más ponemos estos deseos y esperanzas en las manos de Nuestra Madre de Luján.

155º Comisión Permanente
Buenos Aires, 10 de marzo de 2010

2 comentarios:

  1. ¿Por qué te confundes y te agitas ante los problemas de la vida?

    Cuando hayas hecho todo lo que esté en tus manos para tratar de solucionarlos, déjame el resto a Mí.

    Si te abandonas en Mí, todo se resolverá con tranquilidad según mis designios.

    No te desesperes, no me dirijas una oración agitada como si quisieras exigirme el cumplimiento de tu deseo. Cierra los ojos del alma y dime con calma:

    Jesús, yo confío en Ti.

    Evita las preocupaciones y angustias, y los pensamientos sobre lo que pueda suceder después.

    No estropees mis planes queriéndome imponer tus ideas. Déjame ser Dios y actuar con libertad.

    Abandónate confiadamente en Mí. Reposa en Mí y deja en mis manos tu futuro.

    Dime frecuentemente:

    Jesús, yo confío en Ti.

    Y no seas como el paciente que le pide al médico que lo cure pero le sugiere el modo de hacerlo.

    Déjate llevar en mis manos.

    No tengas miedo…

    Yo te amo.

    Si crees que las cosas empeoraron, o se complican a pesar de tu oración, sigue confiando, cierra los ojos del alma y confía.

    Continúa diciéndome a todas horas:

    Jesús, yo confío en Ti.

    Necesito las manos libres para obrar.

    No me ates con tus preocupaciones inútiles.

    Confía solo en Mí, abandónate en Mí. Así que no te preocupes, echa en Mí todas las angustias y duerme tranquilamente.

    Dime siempre:

    Jesús, yo confío en Ti.

    Y verás grandes milagros, te lo prometo por mi amor.


    (Jesús a Santa Faustina)

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  2. ATENCIÓN A MAÑANA QUE ES VIERNES SANTO Y DAMOS COMIENZO A LA NOVENA DE LA MISERICORDIA.

    NOVENA A LA DIVINA MISERICORDIA
    - empieza el Viernes Santo


    Sor Faustina escribió en su Diario:

    El Señor me pidió que rezara este rosario (la coronilla) durante los nueve días que preceden a la Fiesta de la Misericordia, comenzando el día de Viernes Santo.

    Entonces, me dijo:

    "Por esta novena concederé TODAS las gracias posibles a las almas"

    También se puede hacer esta novena en otros momentos y por cualquier necesidad.

    Palabras de Nuestro Señor que Sor Faustina tomó por escrito:

    "Deseo que durante estos nueve días encamines almas hasta el manantial de Mi misericordia, para que encuentren allí la fortaleza, el refugio y toda aquella gracia que necesiten en las penalidades de la vida, y especialmente en la hora de la muerte. Cada día traerás a Mi corazón un grupo de almas diferentes y las sumergirás en el océano de Mi misericordia y Yo conduciré todas esas almas a la mansión de Mi Padre... Todos los días implorarás a Mi Padre gracias para esas almas en atención a los méritos de mi amarga Pasión."

    Yo (Sor Faustina) contesté:

    Jesús, no sé cómo hacer esta novena y qué almas traer al abrigo de Tu Compasivo Corazón. Jesús contestó que El me haría saber qué almas encaminar hasta su corazón cada día. (Diario HI, pp. 57-65)

    Tiene Indulgencia Plenaria, establecida por Juan Pablo II para toda la Iglesia el segundo Domingo de Pascua, tal como pidió Jesús en el Diario de Santa Faustina.

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